Para poder saldar la “deuda” con el barcelonismo, los de Guardiola deberán regresar al estadio donde, el ahora técnico culé junto con el resto de integrantes del Dream Team, consiguieron alzar en 1992 la primera Copa de Europa para el club.
Después de la decepción que supuso la eliminación en semifinales a manos del Inter de Milán quedándose a las puertas del sueño en el Bernabéu, Pep se autoimpuso como prioridad levantar la cuarta Champions League en Wembley, allí donde se inició la etapa de oro del futbol azulgrana.
El camino hacia la final no será fácil aunque, a priori, la fase de grupos inicial no debería plantear demasiados problemas al conjunto culé. Panathinaikos, Copenhague y Rubin Kazan serán los 3 rivales que se encontrará el Barça para intentar acceder a los octavos de final de la competición.
Harían bien los azulgranas en no confiarse, visto lo sucedido la pasada temporada –cuando fue incapaz de ganar al Rubin Kazan- y el sábado anterior. Llegar a Wembley debe ser el objetivo pero en ningún caso debe convertirse en una obsesión.
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