Su etapa de azulgrana se resume en un periodo largo de adaptación –en su primera temporada en el Camp Nou tuvo que acostumbrarse a jugar en la banda izquierda; pese a no realizar grandes actuaciones acabó siendo el máximo realizador del curso-, una fase de resurgimiento y gloria -en la que “Titi” tuvo un papel protagonista (26 tantos) en la campaña del triplete- y un periodo final de conformismo y degradación –Henry pasó de ser una pieza fundamental a ser un suplente más en la temporada 09-10, donde sólo aportó 4 tantos y numerosas muestras de ser un futbolista prejubilado-.
Las cabalgadas por banda y los disparos con rosca desde la frontal y a balón parado, brillaron por su ausencia en la estancia de Henry en el Barça. El que tenía que ser el 4º fantástico (junto con Ronaldinho, Messi y Eto’o) se vio inmerso, en su primer año, dentro de la descomposición de un vestuario que Frank Rijkaard ya no podía controlar. Con la marcha de Ronnie y Deco y la llegada de Guardiola, se pudo ver la mejor versión posible de Henry. El francés, ya más adaptado a la banda izquierda, protagonizó buenos encuentros en la recta final de la temporada logrando goles importantísimos (dos de ellos en el Bernabéu, en el 2-6) que permitieron al Barça llegar con las máximas opciones de alzar las 3 copas en liza. En Roma, “Titi” formó de titular en el once que conseguía la tercera Copa de Europa para el club y la primera Champions de su ya exitosa carrera. El trofeo/sueño que persiguió durante su vida deportiva se cumplió y ahí se terminó la utilidad de Henry para el equipo.
Después de un último año para olvidar, en el que lo más destacado fue su paseo por el Emirates para recibir el aplauso de su ex afición, mientras los de Guardiola se jugaban el pase a semifinales, Henry pone rumbo a EEUU. Allí vestirá la camiseta de los Red Bulls de New York antes de finalizar su etapa como futbolista.
"Titi” llegó y se marchó demasiado tarde del Camp Nou. Al contrario que las grandes figuras de la historia del club, esta vez los mejores años de la vida de Henry los disfrutaron en Londres, mientras que el Barça fue el que lo vio envejecer.
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