Un amor de verano

Guardiola se enamoró de Chygrynskiy el pasado verano, lo había visto jugar un par de veces en el Shaktar Donetsk y se quedo prendado de él. Su sentimiento fue a más y acabó siendo una obsesión para el de Santpedor, la prioridad absoluta para reforzar una plantilla que quería las 6 copas.

Después del triplete cosechado por los de Pep, la directiva concedió el deseo del míster y se trajo al central ucraniano a Barcelona, a cambio de 25 millones de euros, pese a que no podría jugar la Champions League. Guardiola pudo dormir tranquilo, ya tenía a su disposición al anhelado “Chygro”.

Dmytro ha disputado sólo 14 encuentros, sumando un total de 1071 minutos vistiendo de azulgrana. 12 partidos de Liga (10 de ellos de titular y 2 de suplente) y dos de Copa del Rey es la escasa aportación del joven central en la campaña pasada. ¡Y eso que venía avalado por un Guardiola que no se ha cansado de repetir que Chygrynskiy acabaría triunfando en el Barça!

Ni tan siquiera 12 meses después de su sorprendente fichaje, el ucraniano vuelve a su casa (Donetsk), dejando 15 millones en las arcas del club. El Barça ha argumentado que el traspaso se ha realizado por motivos de tesorería y que el jugador seguía teniendo la confianza de su técnico. No me lo creo.

Si tanto le gustaba, ¿por qué no le dio más partidos y por qué no se ha resistido a su venta? El jugador no ha tenido suficiente tiempo para mostrar sus cualidades (en particular su excelente salida de balón) y el dinero que se pagó por él ha sido su lastre. Después de una actuación negativa en la Copa del Rey frente al Sevilla, el Camp Nou, impaciente, decidió pitar al central en vez de criticar el once alineado por el entrenador.

A partir de ese momento y de la recuperación inesperada de Gaby Milito, Guardiola no volvió a darle ninguna oportunidad al joven ucraniano. El romance vivido en agosto de 2009 entre futbolista y entrenador se fue apagando poco a poco hasta ayer, día en el que se anunció la vuelta de Chygrynskiy al Shaktar Donetsk.

Al menos el futbolista se va con dos títulos (Mundial de Clubs y Liga Española) y con la experiencia de haber podido formar parte del mejor club del mundo.